sábado, 18 de agosto de 2012

Apuntes sobre la Libertad X


Uno no siempre hace lo que quiere pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere” decía M. Benedetti. Y quizás aquí se juegue el concepto de libertad. Tironeado, tensado, por los innumerables condicionamientos socio-histórico-culturales y las tendencias genético-somáticas, se encuentra el ser humano. Y hace lo que puede, dentro de lo que quiere. Nuestra libertad, digámoslo de una vez, es (muy) limitada. Pero los límites, los bordes, a su vez, son condición de posibilidad. Estamos condicionados pero no determinados; el margen sigue siendo un lugar donde continuar escribiendo.
Cada elección es una renuncia y cada renuncia es una elección. Estamos condenados a ser libres, dijo Jean Paul. No soy libre de elegir ser libre, pero tampoco de renunciar a ello. Y agrego algunas frases tan existenciales como apócrifas: “apostemos por la libertad”, diría Blas, ya que “el que no arriesga no gana”, completaría Sören.
Creo que todos buscamos lo mismo, no sabemos muy bien qué es ni dónde está”, canta Calamaro. La libertad, desde mi humilde punto de vista, es un constitutivo humano, no es un plus. Pero arriesgo algo más: lo constituye por ausencia. El hombre es libre porque no es perfecto. Y lo que motoriza su libertad es el deseo. Deseo de ser feliz, de ser más plenamente hombre, deseo de…
Dice Eduardo Galeano: “La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía?. Para eso sirve: para caminar”. Lo mismo ocurre con el deseo. No sabemos si alcanzaremos lo deseado. Entonces, ¿para qué sirve el deseo?. Para eso sirve: para ejercer la libertad.
El deseo me lleva a elegir y renunciar. Cada elección-renuncia me constituye. Yo soy mis elecciones y renuncias. Y cada elección-renuncia, por revocable que sea, es en realidad definitiva. Soy lo que elegí-renuncié, elijo-renuncio y elegiré-renunciaré. Toda elección-renuncia nos compromete, aunque no lo queramos-sepamos... Hay que ser (muy) libre para optar para siempre.
Creo.

domingo, 22 de julio de 2012

Apuntes sobre la Libertad IX


            “Mi libertad termina donde empieza la de los demás”. Frase repetida preocupantemente hasta el hartazgo. Es la expresión más acabada del liberalismo. Propiedad privada y libertad de mercado. Es avalar la existencia de esa ficción llamada individuo, como si pudiésemos ser islas incomunicadas. Gran invento que derribo, o al menos eso creo, en mi “Esbozo para una Antropología InExistencial”.
Vivimos en un mundo escandalosamente inequitativo, injusto y desigual. El neoliberalismo, está harto demostrado, es un sistema de acumulación y concentración de la riqueza, a la vez que genera desigualdad y expulsión. Son cada vez menos los que tienen más, y cada vez más, mientras que son cada vez más los que tienen menos, y cada vez menos.  Esta desigualdad de oportunidades impacta fuertemente en el sentido de la libertad en la sociedad actual. Y como sucede en “Minority Report”, maravillosamente traducida como “Sentencia previa”, ya sabemos de antemano quienes serán los condenados.
La frase que encabeza este apartado debiera cambiarse, o al menos eso propongo, por otra que diga: “mi libertad solamente tiene sentido, solamente es libertad, solamente comienza cuando empieza también la libertad del otro”. Es una de las grandes enseñanzas que nos dejó Paulo Freire: nunca seremos libres solos y sólo seremos libres juntos. Mi libertad se potencia en la medida en que el otro también es más libre. No somos islas. Somos seres sociales, de convivencia. Nadie es sin los otros y, menos, libre de los otros. Todos estamos llamados a ser libres para los otros y con los otros. Como dijo el Che Guevara: “solamente seré verdaderamente libre cuando el último hombre haya conquistado también su libertad”.

sábado, 28 de abril de 2012

Apuntes sobre la Libertad VIII


            A la Libertad y los Medios de Comunicación, le incorporamos el tema de la Realidad. Para eso recurriremos a la tantas veces nombrada “Matrix”. Y qué mejor manera de empezar, que dejar hablar:
Morfeo: …Supongo que ahora te sentirás un poco como Alicia, cayendo por la madriguera del conejo.
Neo: Se podría decir que sí.
M: Puedo verlo en tus ojos. Tienes la mirada de un hombre que acepta lo que ve porque espera despertarse. Irónicamente, no dista mucho de la realidad. ¿Crees en el destino, Neo?
N: No.
M: ¿Por qué no?
N: No me gusta la idea de no ser yo el que controle mi vida.
M: Sé exactamente a lo que te refieres. Te explicaré porqué estás aquí. Estás porque sabes algo. Aunque lo que sabes no lo puedes explicar. Pero lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida. Algo no funciona en el mundo. No sabes lo que es, pero ahí está, como una astilla clavada en tu mente y te está enloqueciendo. Esa sensación te ha traído hasta mí. ¿Sabes de lo que estoy hablando?
N: ¿De Matrix?
M: ¿Te gustaría saber lo que es?. Matrix nos rodea. Está por todas partes, incluso ahora, en esta misma habitación. Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión. Puedes sentirla, cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad.
N: ¿Qué verdad?
M: Que eres un esclavo, Neo. Igual que los demás, naciste en cautiverio, naciste en una prisión que no puedes ni oler ni saborear ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de la historia.  Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad. Nada más. Sígueme…
Y luego de recurrir a la genialidad cartesiana, aunque tal vez no tan original, sobre la imposibilidad de distinguir con certeza vigilia de sueño, Morfeo agrega: “¿Qué es real?. ¿De qué modo definirías real? Si te refieres a lo que puedes sentir, a lo que puedes oler, a lo que puedes saborear y ver, entonces el término "real" son señales eléctricas interpretadas por tu cerebro. Este es el mundo que tú conoces. El mundo tal y como era a finales del siglo veinte. Ahora sólo existe como parte de una simulación interactiva neural que llamamos Matrix. Has vivido en un mundo imaginario, Neo. Este es el mundo como es, en la actualidad. Bienvenido al desierto de lo real…”.
El mundo que habitamos se nos presenta, y lo aceptamos tal como lo percibimos. Deseamos ser libres, actuamos como si lo fuéramos, más allá de no tener la certeza teórica o, más aún, de creer en el Destino.
¿Acaso nos es imposible acceder a lo real?. ¿Somos esclavos sin saberlo?. ¿En qué momento irrumpe en nuestras vidas la posibilidad patente, la oportunidad decisiva, de elegir la pastilla deseada?. ¿Qué elegiremos?. ¿Elegiremos?.
Y ya estamos entrando a salir. Y todo vuelve, una vez más. Neo se encuentra con la Pitonisa, y luego de preguntarle si es el Oráculo, se produce el siguiente diálogo:
PITONISA: Te diría que te sentaras, pero de todos modos no aceptarás. Y no te preocupes por el jarrón.
Neo: ¿Qué jarrón?
P: Ese jarrón.
N: (se da vuelta, golpea el jarrón, cae y se rompe). Lo siento.
P: Te he dicho que no te preocuparas. Le diré a uno de mis chicos que lo arregle.
N: ¿Cómo lo sabía?
P: Ohhh... lo que de verdad te preocupará más tarde es: ¿lo habrías roto si yo no te hubiese dicho nada?.
            En principio, podríamos decir que Neo estaba destinado a romper ese jarrón y la pitonisa sólo profetizó aquello que ella ya sabía que iba a suceder. Pero tal vez, y sólo tal vez, estemos en presencia de lo que en ciencias sociales se llama profecía autorrealizadora o autocumplida. La premonición expresada termina generando, produciendo, lo que de otra manera tal vez no hubiese sucedido. En ese caso hay un convencimiento de fondo: el destino se escribe a cada paso y nosotros somos cómplices, colaboradores, muchas veces involuntarios, y otras cuantas veces decididamente responsables.

jueves, 22 de marzo de 2012

Apuntes sobre la Libertad VII


Para profundizar en este entrecruzamiento entre Libertad y Medios de Comunicación, realizaremos una breve digresión para comentar “The Truman Show”.
            Como bien se observa a lo largo de la película, Truman (jugando con las palabras “hombre” y “verdad”) vive una vida que parece estar manejada desde afuera. Su vida se dice desde otro lado; es un discurso escrito por otro. En este caso podemos llamarlo, entre muchos nombres, como medios masivos de comunicación y podríamos simbolizarlo en Cristof, el director.
Frente a la dicotomía existente entre la vida de Truman  y la de los televidentes, podemos plantearnos la siguiente pregunta: los medios masivos de comunicación ¿reflejan la realidad o la construyen?. Se puede decir que un noticiero refleja la realidad. Sin embargo, no muestra toda la realidad. Se elige qué mostrar y qué no. Hay intereses detrás. Adorno dice que la televisión introduce un duplicado del mundo para reemplazar al real, de tal manera “que no es posible advertir que el mundo que reflejan no es el mundo”.
Los medios de comunicación de masas se han convertido en componentes de una explosión y multiplicación generalizada de Weltanschuangen, de visiones del mundo ya no sólo referidas a las distintas culturas del planeta, sino también a las múltiples subculturas dentro de una misma cultura.
La desaparición de la frontera entre realidad y ficción llega a ser un hecho habitual en los informativos de televisión, y el advenimiento de la realidad virtual (curioso oxímoron posmoderno) y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación acabarán disolviendo las pocas distinciones que se mantienen entre hecho y ficción. Así, no sólo es innegable que hay múltiples visiones del mundo, sino también que ninguna se basa en un acceso privilegiado a la realidad (sea lo que fuere lo que signifique realidad). La intensificación de las posibilidades de información sobre la realidad en sus más diversos aspectos vuelve cada vez menos concebible la idea misma de una realidad. Quizá se cumple en el mundo de los mass media una profecía de Nietzsche: el mundo verdadero, al final, se convierte en fábula. Y es que, como decía este pensador alemán, no existen hechos, sólo interpretaciones. Y toda interpretación interpreta otra interpretación.
Releyendo los párrafos anteriores surge inmediatamente otra pregunta: las personas ¿reflejan la realidad de los medios o construyen su propia realidad?. Todo lo que puedan hacer los medios depende de los receptores, se dice. Como afirma John Milton (Al Pacino) en “El Abogado del Diablo”: “Yo no manejo marionetas, sólo armo el escenario”. El resto es puro libre albedrío, concluye. Lo mismo sucede con los medios masivos de comunicación. Arman, constituyen un escenario, como lo es la misma Seahaven (juega con “mar” y “cielo”). Cristof no maneja a Truman como si fuese una marioneta. Truman es libre de decidir qué realidad quiere vivir, más allá de los condicionamientos propios de la finitud humana (lugar de nacimiento, lengua materna, familia, etc.). El Director lo sabe y por eso dice: “Truman puede irse cuando quiera si tuviera algo más que una vaga ambición. Si estuviera decidido a saber la verdad no podríamos impedírselo de ningún modo”. Incluso hay muchas señales que van desocultando la verdad (aletheia), sea lo que fuere lo que llamamos verdad. Un farol cae del cielo, mira para arriba y sigue su vida como si nada, aunque a esto colabora la lógica explicación que escucha en la radio. Estando en la playa llueve en una franja sola: es una nube que lo sigue solamente a él. Cuando quiere alcanzar al padre reaparecido, se lo llevan, lo cruzan de cualquier forma e intentan por todos los medios posibles impedir que se encuentren. Silvia, antes de que se la lleven, le revela todo. Sin embargo, recién comienza a sospechar cuando escucha por su radio que lo están siguiendo. Descubre el estudio detrás del ascensor, cómo los autos frenan para no atropellarlo, y así.
Ahora profundicemos un poco más en la influencia del entorno social sobre Truman. Marx decía que “no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. ¿Qué sucede con Truman?. Evidentemente su ser está siendo determinado por el ser social. Él está siendo dicho desde otro lado.Y lo mismo podemos decir de todos los actores que participan del show.
Comparemos a Truman con nosotros. Truman, a lo largo de la película,  está extrañado, alienado... ¿y nosotros?. Él tenía el mismo poder de decisión, la misma libertad que ahora nosotros. Él no eligió dónde nacer, nosotros tampoco. Él no eligió su familia, nosotros tampoco. A su esposa le dijeron que lo sedujera, pero él terminó aceptando. Su amigo actuaba de amigo, pero él lo consideraba tal y por eso le contaba todo. Ninguno de nosotros está exento de que le suceda algo similar. Él podría haberse ido antes, pero no estaba preparado. Señales tuvo. Siempre fue libre. ¿Qué nos diferencia de él?, ¿que no nos filman?.
En ningún lado leemos “El Gran Hermano te vigila” pero, ¿quién dijo que no nos filman?. Tal vez estamos siendo filmados sin darnos cuenta (de hecho nos habrá pasado más de una vez). Al fin y al cabo a Truman le sucedía eso mismo. Igualmente si uno no lo sabe actúa como si no lo filmasen y, por lo tanto, no cambia sus conductas. Entonces, nos volvemos a preguntar: ¿qué nos diferencia de Truman?. Tal vez nada. Y eso es lo peor. Cuando Truman quiere salir a explorar, como Magallanes, le dicen: “Llegas tarde, todo ha sido descubierto”. Cuántas veces a nosotros nos dicen algo similar: “Llegas tarde, ya han pensado por ti, ya han decidido por ti”. Nos desaniman. Y quizás es porque estamos tan alienados como él. Después de Bentham y el panóptico, Foucault y la sociedad disciplinaria, Deleuze y la sociedad de control, no podemos seguir pensando ingenuamente igual.
En el Talk-Truman, el periodista le pregunta a Cristof: “¿Por qué creé que Truman nunca llegó a descubrir hasta hoy la verdadera naturaleza del espectáculo?”. El Director le contesta: “aceptamos la realidad del mundo que nos presentan, eso es todo”. Nosotros también aceptamos la “realidad” del mundo que nos presentan; en palabras de Heidegger: vivimos en estado interpretado. Ese aceptar la realidad del mundo que se nos presenta, muchas veces pasa por naturalizar la cultura. No siempre somos conscientes o explicitamos de alguna manera que vivimos en un mundo que nos precede. Tenemos que saber que nunca conocemos la cosa tal cual es fuera de los discursos que hablan acerca de ella y, de alguna manera, la crean o la construyen. Y nuestra imagen de la realidad depende en buena medida de la confirmación o no-confirmación que aporta a nuestra percepción el testimonio del otro. Preferimos confirmar la opinión establecida, antes de que nos vean como un loco o, de mínima, alguien diferente. Posiblemente también nosotros estemos necesitando luchar contra viento y marea, y salir por esa puerta oscura que conduce a la “realidad”, más allá de que no veamos nada todavía.
Muchas veces en nuestra cotidianeidad absolutizamos la analogía, el juicio provisional o la mímesis y no somos nosotros mismos, estamos alienados, extrañados. La rutina, como a Truman, también nos aliena. Frente a esto debemos gritar con Truman: “auxilio, estoy siendo espontáneo”. Heidegger advierte que el hombre es el ser emplazado ante la alternativa auntenticidad-inautenticidad; la posibilidad de llegar a ser él mismo constituye la tarea y la hazaña del existente humano.
Optemos por ser el “sí mismo” heideggeriano y no el “man”. Si el otro, por ejemplo la televisión, me constituye, estoy en estado interpretado. Actúo como el uno, como todos y como ninguno a la vez. Me hace falta realizar una hermenéutica ontológica existencial de mi vida. Como hace Truman: desde su futuro, interpreta su pasado y se juega en su presente. Su futuro es estar en la “realidad” junto a Silvia, su amor. Interpreta su pasado, lo vivido junto a ella, la “mentira” en la que estuvo viviendo. Se juega en su presente: sale en busca de Silvia. Esto lo lleva a un estado interpretante, a ser sí mismo y decidir su propio destino; es por eso que logra liberarse.
Toda liberación no puede ni debe ser comprendida como un desatarse de algo que nos aliena y domina, sino más bien como un encontrar aquello que nos pueda librar a nuestro propio destino. Heidegger mostrará cómo la pragmática cotidiana, entendida como hermenéutica existencial, es la que realiza más originariamente la estructura de inteligibilidad que da cuenta del sentido del ser. Aquí se da un protagonismo donde se juega tanto la alienación como la liberación semántica del ser en el mundo.
Para ir cerrando este apartado realicemos una breve comparación con uno de los más conocidos mitos griegos. Ulises se hizo atar al mástil de su navío, por consejo de Circe, para no dejarse llevar por el canto de las sirenas. De la misma manera Truman se ata al mástil de su bote para no dejarse llevar por su fobia al agua. El miedo serían las sirenas. No quiere escuchar a ese temor que le dice: “aléjate del agua, vuelve a tu rutina y vive tranquilo”. Entonces se sujeta al bote. Se hace sujeto de la situación. Se hace cargo de toda su vida (pasado, presente y futuro) y decide libremente ser sí mismo.
En el final, antes de salir por la puerta, Truman dice: “En caso de que no los vea: ¡Buenos Días, Buenas Tardes, y Buenas Noches!”. El mismo saludo rutinario que no lo dejaba ver la “realidad” es su despedida hacia lo “real”. Sólo salimos de la rutina cuando somos conscientes de que vivimos en la rutina. Por eso esa despedida irónica.
Por eso, también, comienza a ser espontáneo cuando, estando en el auto en la puerta de su casa, descubre la rutina de los actores y predice quién pasará primero, quién luego y cuál después (algo así como los prisioneros en la caverna platónica que jugaban a predecir en qué orden se sucedían las imágenes). Sucede que comprender, quizás, no sea otra cosa que el carácter óntico original de la vida humana misma. Cuando uno comprende que está alienado, en ese instante se libera. Comprender es ser sí mismo. Exigirá esfuerzo pero vale la pena.

jueves, 8 de marzo de 2012

Apuntes sobre la Libertad VI


En la antigüedad, cuando uno quería saber qué es lo que iba a suceder en tal o cual situación no tenía más que dirigirse a un lugar sagrado donde los dioses le respondían sus preguntas a través de sus intérpretes (sacerdotes y pitonisas). En Grecia se la llamaba manteia, siendo conocido entre los romanos por oracula.
Veamos de qué manera funcionaba el oráculo. La pitonisa inspirada se sentaba en un asiento de tres pies en una estancia subterránea llamada áditon, donde aspiraba los vapores de la profecía. En ese instante, el dios hablaba a través de ella y respondía las consultas oraculares. La explicación científica que se pretende para éste y otros oráculos similares, es que la mujer entraba en trance gracias a los vapores de azufre, y elevaba su mente a la subconciencia. Para otros era simplemente un subterfugio azaroso. La primera explicación es para tener en cuenta, pues desde Herodoto a Plutarco se habla de entusiasmo. Alguien entusiasmado, etimológicamente, es alguien atravesado por el dios. Tiene relación con lo que los griegos también llamaban manía. Uno pierde su identidad, pierde los límites y deja de ser uno mismo, para ser, en este caso, el instrumento de un dios.
Una de las características de los oráculos es la ambigüedad. Traigamos el ejemplo de Creso, rey de Lidia. Planeaba una guerra contra el reino de Persia. Como era un hombre prudente, no quería arriesgarse a emprender una guerra sin tener la seguridad de ganarla. Al consultar al oráculo de Delfos sobre la cuestión, recibió la siguiente respuesta: Si Creso emprende la guerra contra Persia, destruirá un reino poderoso. Contento con la predicción, de la cual infirió la destrucción de los persas, inició la guerra. En poco tiempo fue derrotado por Ciro, el rey persa. Tan rápido como pudo se fue a quejar a los sacerdotes de Delfos, quienes le contestaron que la predicción fue correcta: Al emprender la guerra, Creso destruyó un poderoso reino, ¡el suyo!.
Esto podríamos relacionarlo con  otro personaje mítico, y a la vez trágico, de los griegos: Prometeo. Mítico porque podemos encontrarlo ya en Hesíodo, y trágico por su aparición en la obra de Esquilo, Los tres Prometeos (de la cual sólo nos queda El Prometeo encadenado). El punto de contacto sería el robo del Fuego Olímpico. Prometeo no hurtó todo el fuego divino sino sólo una chispa, un pedazo de carbón. El fuego podría simbolizar el conocimiento, la sabiduría. Prometeo no le dio a los hombres la sabiduría divina sino sólo una chispa de ésta. El hombre tiene el deseo de conocer pero jamás podrá saberlo todo (algo así como Sísifo empujando la piedra y bajando a buscarla en un eterno retorno). Una de las diferencias que hará Píndaro entre dioses y hombres es la siguiente: el hombre no conoce su destino y los dioses sí. Los animales tampoco conocen su destino pero no les interesa saberlo. En cambio, el hombre, tiene esa chispa de fuego divino, tiene ese conocimiento parcial y limitado que dista bastante de la sabiduría divina. El oráculo, más que una ayuda a los hombres, es otra prueba más de la abismal distancia entre la raza divina y la humana.
Para ver otro aspecto de los oráculos, recordemos este conocido ejemplo de la tragedia griega: Edipo rey. Layo y Yocasta eran los padres de Edipo. El oráculo le había dicho a Layo que cualquier hijo que tuviera con Yocasta sería su asesino. Por esta razón quiso deshacerse de Edipo. Hay dos versiones al respecto, pero no vienen al caso. Lo cierto es que Edipo terminó en Corinto como hijo adoptivo de los reyes. Un día, Edipo, fue a consultar al oráculo su futuro, y éste le contestó: ¡Matarás a tu padre y te casarás con tu madre!. Creyendo que se refería a los reyes de Corinto, se decidió a huir. En el viaje se cruzó a Layo (su verdadero padre, aunque Edipo no lo sabía) y, luego de una disputa, lo mató. Luego venció a la Esfinge, fue proclamado rey de Tebas y se casó con la reina Yocasta (su verdadera madre, aunque Edipo no lo sabía).
Hasta aquí la historia griega, o al  menos el fragmento que nos interesaba. Si uno consulta al oráculo es porque cree que lo que dice es verdad. Si el oráculo le dijo a Layo que su hijo lo mataría, por más que se deshiciera de su hijo, éste lo iba a matar. Ahora, si no estaba del todo convencido, ¿para qué se deshizo de su hijo?. La profecía oracular no era “si tu hijo sigue contigo te matará”, sino, “cualquier hijo que tengas te matará”. Algo similar le sucede al propio Edipo. El oráculo le dice que matará a su padre y se casará con su madre. Por más que huya, la predicción iba a cumplirse. Al parecer, estos personajes creen en el oráculo, pero a la vez descreen. Primero le creen, luego intentan evitar el destino, y en ese mismo instante están descreyendo, ya que piensan que de esa manera no se cumplirá lo que el oráculo predijo.
En este mundo posposmoderno, por decirlo de alguna manera, creemos en los neooráculos, a los que solemos denominar como medios masivos de comunicación. Desde el tiempo hasta la seguridad, pasando por el tránsito y las mejores películas para ver el fin de semana, los mass media hace gala de sus mensajes ambiguos, pero claramente intencionados e interesados, en los que creemos o descreemos a la vez. ¿O acaso sacar el paraguas de paseo ante el mísero 30 % de probabilidades de precipitaciones no es exactamente eso?.
Todo lo que digamos ya está mediado por los medios masivos de comunicación. En la actualidad, ellos son el horizonte de comprensión desde dónde percibimos y analizamos todo y, es más, desde donde existimos. En los medios masivos se constituye el sentido del ser actual. Por esta razón, posiblemente, sea tan fuerte el impacto que tienen los medios en la realidad (sea lo que fuere lo que llamamos realidad). Operan en lo más originario, en la pragmática. Sucede que el mundo tiene sentido por el hombre pero el hombre está abierto al mundo antes que a sí mismo y, por lo tanto, siempre está comprendiéndose por él en una codeterminación mutua originaria. Existimos, comprendemos y somos desde los medios masivos de comunicación.

domingo, 26 de febrero de 2012

Apuntes sobre la Libertad V


Estoy convencido que pensar es pensar con otros, compartir perplejidades. O al menos
creo que estoy convencido de eso. Y este escrito no busca ser otra cosa que eso.
¿Libertad o destino?. Si somos libres, jamás podremos saber con certeza qué nos deparará el futuro. Si estamos predestinados, podemos conocer ese destino o no. Y este último caso, a saber, estar predestinados pero sin conocer nuestro destino, puede llevarnos a tener una falsa ilusión de libertad.
Borges diría que “no saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada”. Aunque también agrega, en “Para una versión del I Ching”, lo siguiente:
El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
Nada nos dice adiós. Nada nos deja.
No te rindas. La cárcel es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura,
el camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está Dios que acecha.

viernes, 24 de febrero de 2012

Apuntes sobre la Libertad IV

La libertad, según definiciones de manual, se divide básicamente en dos: la libertad exterior, que es la libertad de todo agente extrínseco que se imponga, ya sea contra la inclinación de la naturaleza (estar atado a una cadena) o según la naturaleza (la ley de la gravedad); y la libertad interior, que es la libertad de todo principio intrínseco necesitante, ya sea psicológico o moral. Una vez hecha esta división, podemos afirmar que, pese a sus limitaciones, uno puede ser libre exteriormente sin serlo interiormente, y viceversa; libertad exterior e interior no se implican necesariamente. Como decía Epicteto: “el que conserva la libertad del cuerpo, pero tiene el alma esclava, esclavo es; pero el que conserva el alma libre, goza de absoluta libertad, aunque esté cargado de cadenas”.
Lo que nos interesa en este ensayo no es tanto la llamada libertad exterior, sino la libertad interior o también conocida como libre arbitrio (libertas arbitrii). Nosotros, bien lo sabemos, podemos obrar o no obrar, hacer algo o no hacerlo; a esto se lo llama libertad de ejercicio (libertas exercitii). Al respecto, William James decía que “cuando debes hacer una elección y no la haces, esto ya es una elección”. En cambio, y siguiendo con la lectura de los mismos manuales citados en el párrafo precedente, cuando la potencia especifica su acto al querer esto o aquello, al decidir por una u otra cosa, ejecutar este acto u otro, la llamamos libertad de especificación (libertas specificationis). Estas dos formas de libertad son claramente diferentes. Se puede tener la primera sin la segunda, pero la segunda siempre supone la primera, que es fundamental. Es obvio que si no me decidí a obrar, no puede elegir el modo de hacerlo.

martes, 21 de febrero de 2012

Apuntes sobre la Libertad III


Para tener una intuición artística del planteo podemos remitirnos a la lotería babilónica borgeana o los libretistas mundiales dolinescos. El centro de la discusión sería poder saber si somos libres o no, cuándo, cómo, porqué, para qué…
Pero sucede que la libertad no puede verse ni encontrarse, sólo puede atestiguarse. Atestiguar algo quiere decir afirmar que algo existe aunque no se pueda ver en ese momento. La libertad no se deriva. Ponerme libre significa creerme libre. Estamos en el ámbito de la creencia y no de la certeza. La libertad está condenada a atestiguarse en obras. Somos libres porque podemos arrancarnos del curso de las cosas, de las leyes de la naturaleza y de todas las necesidades. Pero es el recorrido entero de una vida el que justifica la creencia puramente formal y vacía de mis posibilidades.

lunes, 20 de febrero de 2012

Apuntes sobre la Libertad II


Durante mucho tiempo se creyó que ser libre era la posibilidad de elegir pero siempre orientada hacia el bien. Y cuando digo “se creyó” en realidad debiera decir “se impuso teóricamente una concepción, principalmente desde jerarquías eclesiásticas o grupos religiosos de poder”. Porque, gracias a Dios, uno es libre eligiendo el Cielo pero se convierte en libertino al preferir el Infierno, dicen.
Para el Pueblo, en cambio, la libertad es la posibilidad de elegir, a secas. Ni más ni menos. Porque la libertad es condición de posibilidad del problema ético, pero no implica tomar partido por ninguna de las éticas en particular. Y exigir una orientación hacia el bien significa que ya conocemos el bien, salvo que esa orientación esté sustentada en una concepción subjetivista del asunto, algo poco viable teniendo en cuenta los cultores de esa ideología.
Cambiando el ángulo de la definición, ser libre, por la negativa, sería no estar absolutamente determinado. Esto implica, en primer lugar, descartar los determinismos externos tales como movimientos de los astros, genios malignos, extraterrestres, dioses, magias, etc. Y en segundo lugar, también implica, huir de los determinismos internos, ¿psicológicos?.
Cuando un adolescente (u otro existencial etáreo) elige qué ropa comprar o qué música escuchar, ¿es libre?. Aquí debiera ingresar en escena el Mercado, algo que no ocurrirá por ahora en este escrito.

domingo, 19 de febrero de 2012

Apuntes sobre la Libertad I

Estoy aquí, sentado frente a la computadora, con una bombacha de campo, alpargatas, una chomba, mis dedos sobre el teclado, y el mate esperando, impaciente, alguna interrupción en el fluir de mi tipeo.
Y en cada tecla que desciende, hay un no al mate que se enfría. Y sólo por eso, y sólo con eso, me creo libre… en el sentido más ambiguo que se le pueda dar a la palabra creo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Presentación


Este es un BLOG DE FILOSOFÍA.

Pero, ¿qué es la Filosofía?. No es casualidad que empecemos por una pregunta. Preguntar es propio del hombre.

En este primer post intentaremos responder este interrogante, teniendo claro que no buscamos dar una definición acabada, completa, sino generar una inquietud, acercar nociones, mostrar qué se dijo al respecto, para poder realizar una aproximación a la filosofía.

Según su definición etimológica, Filo es amor y Sophia sabiduría. ¿Saber amar?. Podría ser. Sin embargo suele optarse por “amor por la sabiduría”. Amor en cuanto deseo, búsqueda apasionada. Sabiduría referida, quizás, más al saborear las verdades que al incorporarlas, almacenarlas y repetirlas. Cuentan que Pitágoras fue el primero en utilizar esta palabra. Dicen que dijo “No soy un sofós sino un filósofo”. No soy un sabio sino un amante de la sabiduría.

Veamos otras definiciones que suelen citarse al respecto:

Ciencia que estudia todas las cosas por sus causas primeras o últimas con la sola luz natural de la razón” (de Manual).

La Metafísica o Filosofía primera es “un saber que se ocupa teoréticamente del ente en tanto ente y de las propiedades que como tal le son propias” (Aristóteles, Metafísica, Libro IV).

La principal ocupación de la filosofía es cuestionar y aclarar algunas ideas muy comunes que todos nosotros usamos cada día sin pensar sobre ellas. Un historiador puede preguntarse qué sucedió en tal momento del pasado, pero un filósofo preguntará: ¿qué es el tiempo?. Un matemático puede investigar las relaciones entre los números, pero un filósofo preguntará: ¿qué es un número?. Un físico se preguntará de qué están hechos los átomos o qué explica la gravedad, pero un filósofo preguntará: ¿cómo podemos saber que hay algo fuera de nuestras mentes?. Un psicólogo puede investigar cómo los niños aprenden un lenguaje, pero un filósofo preguntará: ¿por qué una palabra significa algo?. Cualquiera puede preguntarse si está mal colarse en el cine sin pagar, pero un filósofo preguntará: ¿por qué una acción es buena o mala?”. (Nagel, T., What does it all mean?, Oxford University Press, citado en Savater, F., Las preguntas de la vida, págs. 21-22. Barcelona, Ed. Ariel, 1999.).

"Debemos cultivar la filosofía no por las respuestas definitivas que demos a sus preguntas, pues por regla general es imposible corroborar su verdad; la filosofía debe cultivarse por las preguntas en sí mismas, porque éstas amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual y minan la seguridad dogmática que impide a nuestra mente abrirse a la especulación” (Bertrand Russel en Los Problemas de la Filosofía). 

"Filosofía quiere decir ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una pregunta” (Karl Jaspers). 

El preguntar es propio del hombre. Las respuestas van variando. Nuestro conocimiento sigue avanzando, y, paradójicamente, nuestra ignorancia aumenta a su lado (o al menos la conciencia de esa ignorancia; Sábato lo llama “el porvenir de la ignorancia”). Lo que no cambia es la pregunta. Aparecerán nuevos cuestionamientos, pero los fundamentales continuarán irrumpiendo en la vida de los hombres. Las respuestas cambiarán según las épocas, pero es propio del filósofo seguir preguntando…

Algunos dicen que un filósofo es un ciego dentro de una habitación totalmente oscura buscando un sombrero negro que no existe. Más allá de la humorada, lo único cierto que les puedo decir al principio de este blog es que “la Filosofía es un camino de ida”.